El viento la barre con furia, día a día, noche a noche desde hace miles
de años, el sol laquema sin clemencia y la lluvia nunca a osado asomarse por
ahí. Sólo las estrellas las visitan todas las noches. No es lugar para hombres,
es morada de dioses. Sobre su plana superficie se han trazado líneas y otros
dibujos que son visibles sólo desde el cielo: es la pampa de Nazca con sus
rayas y figuras. No son un misterio, son sólo para iniciados.
En 1939 y el arqueólogo norteamericano Paul Kosok recorre en avión los
cielos del sur del Perú estudiando los antiguos sistemas de riego descubriendo
regiones que otrora fueron cultivadas y ahora son yermas. Pero no es lo único
que descubre, sobre una pampa rocosa y seca se dibuja la figura de un ave, que
por primera vez, 1,500 años (más o menos) después de hechas para ser vistas
desde el cielo, un humano y no un dios la observa. Para el mundo moderno las
Líneas de las Pampas de Nazca están formalmente descubiertas.
Dibujadas sobre un terreno plano de grandes dimensiones estas rayas y
dibujos no son distinguibles a ras del suelo, por ello Kosok dedujo que para su
construcción fueron necesarios conocimientos de matemáticas para poder trazar
los dibujos basándose en un modelo a escala menor. Fue por ello que en 1946 le
propone a la matemática alemana María Reiche el estudio de estas figuras desde
ese punto de vista.
Las líneas de Nazca son antiguos geoglifos1 que se encuentran en las Pampas de Jumana,
en el desierto de Nazca, entre las poblaciones de Nazca
y Palpa (Perú). Fueron trazadas por la cultura Nazca y están compuestas por varios
cientos de figuras que abarcan desde diseños tan simples como líneas hasta
complejas figuras zoomorfas, fitomorfas y geométricas que aparecen trazadas
sobre la superficie terrestre.
Desde 1994 el Comité de la UNESCO ha inscrito las líneas y geoglifos de Nazca y de
Pampas de Jumana como Patrimonio de la
Humanidad.2 Sin embargo, en los últimos años han sufrido
graves daños por la construcción de la autopista panamericana y las rodadas de
todoterrenos
El escritor suizo Erich von Däniken
las dio a conocer en 1968 en Recuerdos
del Futuro (¿Carrozas de los Dioses? en ediciones
subsecuentes), libro del cual vendió millones de ejemplares. Las consideraba
una de las pruebas de que el hombre había recibido en la Antigüedad la visita
de extraterrestres que habían influido en la Historia. Según esta particular
visión del pasado, Nazca era un complejo para el aterrizaje de las naves de
unos visitantes que el ser humano había después convertido en dioses. La idea
fue pronto refutada, ya que no cuadraba que unos prodigiosos visitantes volasen
en unas naves que necesitaran de largas pistas, algo propio de los sencillos
aviones terrestres. Además parece bastante difícil presentar como una pista de
aterrizaje la espiral de la cola de un mono, por mucho que el simio mida 135
metros, o el zigzagueante cuello de un gigantesco pájaro de 300 metros. Tras
demostrarse lo descabellado de su idea, pasó a defender que se trataba de una
obra indígena concebida con el objeto de propiciar la vuelta de los dioses
extraterrestres. Curiosamente, a pesar de lo que afirma Von Däniken, los
arqueólogos descartaron desde el principio que se tratara de carreteras y que
fueran incas nunca lo han contemplado, porque los incas todavía no existían
cuando fueron hechas. Es posible que los nazcas sólo quisieran que su obra se
viera desde el cielo porque consideraban las alturas el lugar donde está la
morada de los dioses, idea que han compartido muchas civilizaciones a lo largo
de la historia.
Parte 1
Parte 2